Anacronópete

Friday, June 03, 2011

Chato Palma

Después de leer y solazarme con “Muñecos de sombras” me dio por buscar un poco sobre el origen de la saga de los Chato Palma y quedé un tanto perplejo por el cariz que tomaba la investigación.
Estoy seguro que cuando Francisco J. Lauriño decidió escribir su novela estaba perfectamente documentado sobre los personajes que iban a conducirse dentro de las páginas de su novela, pero no tengo tan claro que llegara a descubrir que los orígenes de la saga se remontan, según lo estudiado por el profesor William Spencer Murray (Hartford1904-Washington1992) perteneciente al Center for Folklife and Cultural Heritage y miembro también del Migratory People Center -dependientes ambos centros del Instituto Smithsonian-, por lo menos al 300 a.C. y se encuentran documentados en el desierto de Tassili, donde compartirían la agricultura y ganadería con la alfarería como el resto de pobladores del Neolítico. Al sufrir los rigores climáticos propios de la zona, que originalmente se conocía como meseta de los ríos, se fueron desplazando hacia el norte y acabaron en territorios de Cartago. El profesor Murray desarrolló a lo largo de décadas de estudio y búsqueda, un mapa de las migraciones que acota la diáspora de los Chato Palma, intentando documentar exhaustivamente esos movimientos desde la antigüedad hasta nuestros días, y así lo fue dando a conocer a través de las publicaciones tanto del Center for Folklife and Cultural Heritage como del Migratory People Center .
Las primeras noticias que recoge, de manera más o menos fidedigna, aparecen en la obra que Lucius Livius Andronicus, escritor liberto, compuso como himno en honor de Juno para festejar la victoria de Roma sobre Asdrúbal Barca en la batalla del Metauro en el 207 a.C. y donde los Chato Palma actuaron como tropas auxiliares perpetrando así una de sus primeras traiciones. En el citado himno se refiere a ellos el autor latino como la tribu de los Simus Palma, provenientes de Tassili y asentados en Cartago. También Titus Livius, los menciona en su Ab urbe condita libri, aunque de manera marginal. Con la invasión de Judea en el 64 a.C. son enviados los equites maurorum del que forman parte los Simus Palma para aplastar la resistencia judía. En Judea fueron renombrados como kapha chuwg כף שטוחה y temidos por la población, a partir de ese momento su descendencia comienza a expandirse por toda Asia, llegando en su dispersión hasta Japón, donde se instalan en la ciudad de Kobe y son conocidos como shushou Hirate hanatsubure, dedicándose desde entonces al engorde de un ganado vacuno para paladares exquisitos recurriendo a una técnica consistente en cebar a los animales con cerveza para someterlos después a unos masajes que proporcionan una carne de calidad excepcional.
De otra parte pronto entraron a formar parte de los frumentarii (policía secreta) de Roma a lo largo del siglo II d. C. encargándose también del correo y transformándose al correr de los siglos, en tiempos de Diocleciano, en agentes in rebus. Su pasado ligado a las fuerzas represivas los va a estigmatizar a lo largo de la historia, salvo a la rama japonesa más dedicada y preocupada por la cría de ganado vacuno.
El profesor Murray logró rastrear su presencia incluso en tierras finlandesas, donde en un pequeño enclave cercano a la ciudad de Oulu apareció un grupo étnico llegado de Hungría al que dieron en conocer como Litteä Palm, con funciones represivas también como era de esperar. Aparecen también en los Países Bajos como Vlakke Hand y en el reino de Portugal como Palma Lisa, desde donde pasaron a España para asentarse en Extremadura momento en el que los recoge Francisco J. Lauriño y nos los presenta en esta novela sobre la cuenca minera pero con muchísimo mayor calado.

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